sábado, 16 de noviembre de 2013

5 fuerzas de Porter y descodificador del valor de Rafi

El autor pretende realizar un análisis comparativo de dos modelos formulados desde el campo del management los cuales tratan básicamente sobre la competencia, uno de forma más generalista (Porter) y el otro de una forma concreta centrándose en la fijación del precio dentro de lo que se conoce como marketing mix (Rafi).

El modelo de las 5 fuerzas de Porter trata de mostrar una forma de indagar sobre las fuerzas competitivas a las que se ve sometida la empresa, se desglosa como sigue:

Rivalidad entre competidores existentes: Esta viene a ser el montante final aproximado en el que se vierten las influencias de las otras 4 fuerzas en mayor o menor medida.

Amenaza de productos sustitutos: Donde trata los precios, disponibilidad o propensión del comprador sobre los sustitutos.

Amenaza de nuevos competidores: La cual es valorada a partir de la existencia de capital requerido, economías de escala, barreras de entradas etc...

Poder de proveedores: La cual está muy relacionada con la posibilidad de sustitución, la diferenciación y la capacidad de integración o variación del proveedor para con nuestro producto.

Poder de clientes: En este aspecto también es importante la capacidad de integración del cliente, y además se valora el volumen, la concentración y la sensibilidad.

Por otra parte tenemos el modelo de Rafi, el descodificador del valor, que también tiene 5 secciones:

Precio y disponibilidad de los sustitutos, el cual claramente podemos relacionar con "Amenaza de productos sustitutos" que usa Porter.

Ingresos, los cuales serían una parte influyente en la sección de "Poder de los clientes.

Entorno de mercado, que claramente hace referencia a un concepto similar al de "Rivalidad entre competidores existentes" modulado por una cantidad ingente de características.

Precio/fuerza de demanda de productos relacionados, del cual sería una parte el "Poder de los proveedores" que necesitamos para concretar de forma final el bien en el que se materializa la satisfacción del malestar.

Y las características en relación a la competencia que son la versión presente de la "Amenaza de nuevos competidores".

Así vemos, en este escueto análisis como estos dos autores coinciden en una valoración de la competencia en este aspecto. Quizás porque se une mediante la parte más subjetivista de Porter y la menos subjetivista de Rafi y por eso no sobresalen las diferencias que realmente estos dos autores tienen, en cualquier caso, es interesante tenerlo en cuenta para posteriores contribuciones y análisis en los que se usen ambas metodologías.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Revisionismo, libertarismo y fuera del estado, fuera de la ley. Con Josey Wales.


Hoy entramos con una película de leyenda The Outlaw Josey Wales (El fuera de la ley).
De entrada y para que no pille de sorpresa a nadie, este film fue casi arrebatado de entre las manos de Philip Kaufman por Eastwood, que se empeñaba en espolvorear sobre el guión de Kaufman esos toques tan personales que el sabe dar, maldita sea, lo consiguió.

El bueno de Eastwood es un declarado libertario estadounidense, aunque cada 4 años se cambie la piel para hacer campaña por los republicanos, es su forma de rehuir a los demócratas, cuya política económica una persona que se crió durante la gran depresión sabe bastante bien de que trata. Quizás Eastwood no sea siempre coherente con sus ideas, pero es un placer aun así tener a un artista con convicciones.

Después de haber demostrado mi admiración cuasi-irracional por este artista comencemos a diseccionar su film:
El film está basado en la novela "Gone to Texas" de Forrest Carter. Por tanto nos podemos imaginar que tiene un marco totalmente segregacionista.

Aunque Eastwood comenta que es un film anti-bélico, la realidad es que se puede entrever un aire revisionista desde el punto de vista confederado de la guerra civil, pocas veces se ve una película que retrate tan bien como la guerra civil no es un momento de gloria como se pinta muchas veces, sino el fratricidio más rastrero.

Los unionistas asesinan brutalmente a la familia de nuestro protagonista, lo que lo lleva a unirse con los rebeldes del sur y en esto demuestra una pericia que lo hace ser respetado y querido entre sus "brothers in arms".
Cuando el sur se rinde, el personaje principal, Josey Wales, no cede ni un ápice y comprobaremos que goza de sabiduría en las decisiones pues la unión traiciona de manera clara e indistinta a los confederados que se prestan a la sumisión, exceptuando a algún colaborador que sabe colocarse bien sobre los hombros de los muertos.


Aquí empieza su infinita huida y la que podríamos llamar la parte más aventurera de la película. Pero cuando se vuelve a tomar un estadio fijo de acción en un pueblo dejado de la mano de Dios, Wales, que lleva ya a la cola un largo número de, por así decirlo "protegidos" y que titubea constantemente con dejarlos para seguir su camino, se siente atado, hasta tal punto que se decide a mantener una negociación con el jefe de los indios que sospechan podrían intentar asesinarlos si se mantienen en su escondido asentamiento. Aquí podemos ver una de las escenas mas reivindicativas de la película, vemos a un Eastwood que afirma que los gobiernos no conviven, que los gobiernos mienten y matan. Y ensalzados en su palabra de hombres, establecen un libre pacto de no agresión que los beneficiará a ambos, uniendo así su prosperidad y su felicidad. Dejo la cita completa porque merece la pena leerla se haya visto la película o no.

"No son los gobiernos los que conviven, son las personas, de los gobiernos no se recibe una palabra justa ni la lucha es justa".

En esta película además descubriremos odio hacia los esclavizadores, una mirada tentativa al sufrimiento de los nativos americanos, el placer de la auto-defensa y la auto-suficiencia. El placer marcado en el placer de placeres, la libertad. Para al final, comprobar como Josey Wales hace las paces consigo mismo, con sus compañeros de armas y con el mundo, pero no por eso deja de ser El fuera de la ley.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Tractat del lobo urbano.

"Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en
dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo
estepario" Tractat del lobo estepario. El lobo estepario. Hermann Hesse.

El lobo ha muerto, larga vida al lobo. Sobre la tumba del lobo estepario, el que camina lúgubre, el que medita de forma atomizada, el que en su anarquía de espíritu no se mezcla con los sentimientos ajenos. Es el nuevo lobo, el lobo urbano.

El lobo estepario es una obra en la que Hermann Hesse realiza un autoretrato de sí mismo mostrando su dificultad para sentirse integrado en una sociedad de valores que no le atraen en lo más mínimo. Por tanto, encarna a un personaje austero e introspectivo, errante por el mundo que no lo conoce y al que no piensa dejar descubrirlo. Su naturaleza dual de hombre que no es como los hombres lo afligía y le impedía la aceptación y la felicidad, citando a Hesse "Lo que no cabe en las casillas de «hombre» o de «lobo», ni lo mira siquiera. ¡Y qué de cosas no clasifica como «hombre»! Todo lo cobarde, todo lo simio, todo lo estúpido y minúsculo, como no sea muy directamente lobuno, lo cuenta al lado del «hombre», así como atribuye al lobo todo lo fuerte y noble sólo porque aún no consiguiera dominarlo."

Pues bien, este personaje ya no existe, el errante pensador independiente y oscuro ha sido enterrado por la historia, y el que intenta resucitarlo se ve a sí mismo impelido por una fuerza contraria, los lobos sin embargo, siguen existiendo. Existen en cada alma ebria de noctambulismo, en todos los ojos ávidos de una expresión diferente y en todas las letras derramadas con tinta invisible en folios de papel de fumar.

La nueva forma del lobo estepario es el lobo urbano y camina de forma gigantesca hacia ser el lobo virtual. Pues lo virtual nos permite estar a la vez en el exilio y en la centralidad urbana, en la historia y en las antípodas, en lo mundano y en lo irreal.

El lobo urbano (o virtual) tiene su propio tractat, el tractar de la noche en vela de lectura, el tractat de los caminos a ninguna parte en el oscuro asfalto, las ventanas iluminadas en horas intempestivas, los extraños movimientos de los trabajadores nocturnos. El salvaje instinto de poder que vive en todos nosotros cuando una iluminación nos remueve de forma impensable, nos expulsa una fuerza maligna de la horizontalidad y nos invita a pasear con los pies congelados sobre el suelo de piedra.

El actuar como se piensa, pensar como se actúa, de forma recta, seria y mordaz. El aparente rechazo inicial que no es más que la búsqueda incansable de la diferencia, del despunte de la vivacidad del ingenio. Ese es el camuflaje del nuevo lobo, y su piel es la soledad, pero bajo la piel no hay carne magullada, hay excelencia cuasi aristócrata.

El lobo no es incapaz de sentir, solo tiene una barrera más alta a los estímulos, es un esfuerzo de super-ser el hacerlo vibrar, es un logro el caminar en sus pensamientos.

Pero en la sociedad de gualtrapas, esa es la condena, la condena al férreo ermitaño, la condena a la red ficticia, la condena a la nada.

A todos los lobos, los muertos en la estepa, los refugiados en la urbe de piedra y los caminantes de la red virtual. A Hermann Hesse y a Harry Haller.