jueves, 4 de abril de 2013

En defensa de la libertad.

Es arduo el debate que se fragua entre los libertarios y liberales a día de hoy, especialmente teniendo en cuenta los sucesos acaecidos en la economía chipriota (los cuales por otra parte venían ya siendo observados desde hace tiempo, países como Eslovenia o Italia tampoco quedan muy lejos).

El debate trata sobre las observaciones pertinentes a los sistemas bancarios, bien con reserva fraccionaria, bien con encaje del 100%, creo que es obvio para cualquier anarcocapitalista que no se puede prohibir de forma absoluta la reserva fraccionaria, pues en un sistema libertario nadie tendría derecho a tal cosa siempre que las partes lo acuerden libremente.

Ahora, eso no quiere decir que ese sea el caso que estamos presenciando a día de hoy, y evidentemente no lo es, el caso que estamos presenciando conlleva un vicio de la voluntad en algunos casos, por error, al igual que en los casos de la compra de deuda que tan en boca de todos están en estos momentos. No estoy diciendo por supuesto, que todos los casos sean vicios de la voluntad por error. Yo mismo soy un caso de depositante el cual es consciente al 100% de que su depósito no conserva el 100% del encaje.

Pero esto nos lleva a otro problema, en un sistema judicial, lento y partidista del estado y por implicación de los lobbys bancarios que lo financian a cambio de monopolios sobre la intermediación de un producto ESTATAL, jamás se va a llegar a hacer justicia en favor de los principios del derecho natural y sobre la base de una buena técnica económica.

Así que a fin de cuentas, la discusión no debería centrarse tanto en los tipos de encaje bancario y debería ser mucho mas agresiva contra las arbitrariedades del estado, proponga este mismo, la ley que proponga, pues a fin de cuentas, hasta que la ley, el derecho y los jueces no se dejen en manos totalmente privadas, lo que hagamos en ese ámbito va a ser malversado una y otra vez, pudiendo llevar, por cierto, a una mala interpretación de los principios del liberalismo y de la prudencia económica por parte de la sociedad.

Debemos de hacer apología de un radicalismo total, simple y sin compromisos de ningún tipo, con la verdad como única insignia y deducirlo de forma axiomática, cualquiera que no cumpla los principios que se estipulan, queda fuera de esa ideología, así evitamos que gente como Bob Barr sean llamados libertarios o que digan que Luis De Guindos es austriaco (en economía, que no de procedencia).

Por último es necesario hacer una llamada a no mezclar las preferencias personales con el objetivo de la libertad, ni de religión, ni morales laicas, ni puras preferencias mercantiles que deterioran nuestra posición filosófica. Primero se consigue un marco flexible en el que podamos alcanzar nuestras metas personales y luego se buscan esas metas sin coaccionar al resto, ese es el auténtico espíritu y por cierto, la única forma de cerrarle la boca a tantos left-libertarians como hay sueltos.

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