sábado, 13 de abril de 2013

Metalpolitiks

Animado por las manifestaciones de absurdez profundas manifestadas por ignorantes pseudo-entendidos en sociedad, cuando su ámbito es el arte y el pesimismo cultural que profesan, a pesar de formar parte de una vanguardia igualmente repudiada por los demás amantes de la falsa edad de oro me dispongo a escribir, a escribir sobre la política y el arte, no sobre el arte no, sobre algo mas concreto, sobre la música, la música de muchos, en buena parte mía, la música metal.

Escuchar en un concierto que se dicen cosas "¿Crisis? ¿Y el dinero que? ¿Ha desaparecido?" o "Lo que hay que hacer es quemar iglesias como nuestros abuelos en la guerra civil" lo que demuestra es que se es un atrevido ignorante, primero, el dinero es un monopolio del gobierno cedido a bancos, no es un valor, es una obligación impuesta, el auténtico dinero es el que usa el pueblo para capitalizar, desde los tiempos de la sal a todos los metales preciosos. En cuanto a las iglesias, mis abuelos no quemaron ninguna y no voy a ser yo el primero de mi estirpe en hacerlo, máxime cuando ni son mías ni considero buen uso su aprovechamiento como combustible.

Amén de esto quiero profundizar un poco más sobre la ideología metalera, aquí en España sabemos que practicamente la totalidad de los grupos son izquierdosos, incluso los que intentan hacer uso de la incorrección política y esto abarca desde grupos de death hasta grupos de rockabilly.

Ahora, esto es España, no el mundo, en EEUU muchos grupos de metal han militado como conservadores y han sido acusados de machistas o protofascistas (casos de Manowar o Slayer).

En Inglaterra el heavy metal surge de los barrios obreros pero posteriormente hay grupos que incluso profesan sentimientos nacionalistas y alejados del socialismo al mismo tiempo, así vemos que en solo 10 años, la trayectoria de Black Sabbath a los Maiden o los Priest provoca un cambio de actitud muy grande.

En Noruega en los 90 surge un black metal muy purista tecnicamente e ideologicamente que acaba realizando una ensalada hermenéutica de nihilismo, ateismo, nacionalsocialismo, satanismo y odinismo, lo que provoca su caida y dispersión por todo el mundo, aunque su espíritu musical pervive, lo que demuestra sin duda, que la música, como medio de expresión, es infinitamente superior a la política, que al fin y al cabo es una perversión coactiva de los sentimientos morales.

Por otra parte se puede encontrar, por ejemplo, en China, grupos que por falta de influencia artística occidental han desarrollado su propio estilo de black metal, profundamente anti-comunista.

En resumen la conclusión que podemos sacar, es que, la música no necesita una ideología, menos una definida y menos una que adoctrine en los conciertos, la música es un método de expresión y por tanto necesita calidad y técnica expresiva, nada más, esa excelencia ya es su propia ideología. El metal, como cualquier genero, no es una ideología, es un tipo de expresión, y solo los auténticos zotes lo negarán, zotes como los que negaban el derecho que pudieran tener los grupos de anglosajones caucásicos a versionar los blues sufridos afroamericanos de vías de tren y campos de maiz cantando el gospell al falso señor.

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